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Lo que nos deja la crisis de los deportados con Trump

No se requieren grandes conocimiento de la geopolítica del mundo para señalar que lo sucedido el pasado domingo entre el presidente Gustavo Petro y el presidente Trump era algo que iba a suceder tarde o temprano.  Desde su campaña e incluso desde su gobierno anterior, ha dejado ver su estrategia de presionar a los demás actores de la política mundial, a partir de la economía, tomando como base la capacidad de consumo del país norteamericano.

Los deportados solo fue una excusa que nos permitió ver en primer lugar lo que ya traía en mente  el señor Trump sobre “Columbia” o cualquier otro país de Latinoamérica, que se atreva a llevar la contraria; pero además nos da idea del efecto que ha logrado la derecha colombiana que de manera sistemática busca fortalecer el rechazo de los republicanos hacia el gobierno de Petro o cualquier otro gobierno de la región, que se tilde de progresista. 

Para ello, solo es necesario nombrar las palabras mágicas como el comunismo, el socialismo, el castrochavismo y hasta el antisemitismo, como argumentos para despertar el rechazo de los estadounidenses, incluso de los demócratas.

El incidente

Ante la inmensa desinformación que promueven los medios tradicionales en Colombia y claro, en Estado Unidos, es necesario aclarar que de tiempo atrás, desde el gobierno de Biden, el gobierno de Petro ha mostrado malestar por el incumplimiento de los protocolos para el transporte de personas deportadas en condiciones dignas y que por esa razón, Colombia se negó a aceptar en varias ocasiones vuelos con personas deportados, luego de recibir denuncias de atropellos o maltrato. Sin embargo ante las quejas colombianas, Estados Unidos, hizo lo que les caracteriza: nada.

Tras la posesión de Trump, el nuevo gobierno buscó acelerar el proceso, desembarcando a todos los latinoamericanos deportados en México, lo que recibió la negativa de la presidente Claudia Sheinbaum, dispuesta a recibir solo a los mexicanos. Ello implicó que Trump tendría que gastar en viajes para cada país, y comenzaron por Brasil, a donde arribaron el sábado pasado, cientos de deportados encadenados, que denunciaron maltrato y golpes de las autoridades de Estados Unidos.

En Colombia, luego de haber autorizado el vuelo de dos aviones con deportados, el presidente Petro fue informado que esos ciudadanos venían en aviones militares y  encadenados, ante lo cual canceló la autorización de arribo, pese a que los aviones ya estaban en ruta. El presidente colombiano se negaba a recibirlos sino era en condiciones dignas y de respeto.

Semejante insurrección no podía ser permitida por su majestad Trump quien de inmediato ordenó cancelar las vísas a todos los miembros de la familia del presidente, de su gobierno, de sus amigos, de sus seguidores de los que se llamaran Gustavo o su apellido comenzara por P. Se ordenó además aumentar en 25% los impuestos a los productos  colombianos, y para mediados de semana serían del 50%.

Lo que no sabía Trump es que Petro ni los miembros de su familia tienen visa norteamericana, porque también tienen nacionalidad italiana y cuentan con pasaporte de la comunidad europea.

En Colombia

Otro aspecto interesante de la jornada lo constituyó el comportamiento de figuras públicas, políticos, periodistas, y hasta de los seguidores de Petro o de la oposición, apoyando, o comenzando a doblar sus rodillas, llamando temblorosamente a la prudencia.

Vimos a un presidente del Congreso, decirle a Trump que no la agarre con todos porque Petro solo representa a unos pocos comunistas, a Federico Gutiérrez inventarse una nueva figura, la de la comisión de alcaldes, que iría a Estados Unidos a pedir que no les quiten la visa, vimos a los medios de siempre decir las mentiras de siempre, acomodando los hechos a sus interés; Vimos a Daniel Coronel siendo Daniel Coronel, , en busca de chivas al estilo de los años 70 y por ello mismo quedar en ridículo, vimos a Ernesto Samper apoyarlo, no vimos a Lula, ni a Boric solidarizarse con Petro, pero vimos a Maduro hablando duro, a la presidenta de Honduras, a Evo y a parlamentarias de la izquierda española dando ánimo.

Vimos a Claudia López y su kínder de congresistas volteadas al uribismo, subirse a la ola de las culpas contra el presidente, y claro a un ejército de descerebrados bodegueros de ultraderecha aterrorizados por no poder regresar a Disney.

Los aranceles

Ante el anunció de un incremento del 25% en los aranceles a los productos colombianos,  lógicamente saltaron varios personajes que ya hacían cuentas de cuanto les iba a doler en el bolsillo este asunto con los deportados, de los cuales, el 90% son uribistas; de hecho por serlo, es que se fueron.
Todos afilaron su índice hacia el presidente para una vez más gritar en coro: Es Culpa de Petro!!

El Epilogo

El nuevo e interesante aspecto de la crisis vino al final de la tarde, cuando de manera sorpresiva se conoció que se estaban dando diálogos entre las cancillerías. Murillo realizó una declaración oficial anunciando como superado el conflicto, pues Colombia podría recoger a los deportados en el avión presidencial y traerlos de manera digna de regreso al país.

Al tiempo los medios de Estados Unidos y Europa difundieron otra versión, la de un presidente Petro que se había arrodillado, y rendido a las exigencias de Trump.

Pero lo que vimos fue la evolución completa de los berrinches de Trump, esta vez ante alguien que se plantó en la línea, para mostrar dignidad en calidad de mandatario y representante del pueblo colombiano, alguien a quien Trump no logró doblegar.

Los trabajadores colombianos respaldan a Petro.

La Junta Directiva de Sintraemsdes Nacional dejó en claro que mantiene su respaldo al Presidente Petro en la defensa de la soberanía nacional y la autodeterminación del pueblo colombiano. La organización sindical rechaza de manera categórica la injerencia de la administración de Donald Trump en las decisiones autónomas de nuestro país.

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SINTRAEMSDES

Personería Jurídica 1832
de Noviembre 4 de 1970

[ NIT: 890.324.569-9  ]

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